Antonio Iglesias reflexiona sobre la verdad, la justicia y el humanismo en su novela ‘De palabras a sentencias’

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El Colegio de Abogados de Granada acoge la presentación de la última obra del magistrado, la segunda de una trilogía que comenzó con ‘Palabra de general’


La figura del jurista como “arquitecto social”. Esa es la idea por la que el Antonio Iglesias querría que fuera recordada su última novela, ‘De palabras a sentencias’ (Esdrújula Ediciones). Así lo manifestó durante la presentación del libro que tuvo lugar en la tarde del 15 de febrero en el Colegio de Abogados de Granada, en un acto presidido por el vicedecano de la Corporación, Antonio Mir, quien aprovechó la ocasión para agradecer al magistrado, en nombre de la Abogacía granadina, su aportación profesional y el magnífico trato otorgado a los letrados ahora que deja el Juzgado Contencioso-Administrativo nº4 de la capital por el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco.

Y es que la novela, ganadora del Certamen Domingo Puente Marín que convoca el Ayuntamiento de Güéjar Sierra, contiene un alegato al necesario papel del jurista frente a la crisis del humanismo. “Los tribunales son el campo de batalla donde la sociedad conseguirá evolucionar o involucionar en el desarrollo de las libertades”, comentó el ex fiscal jefe de Andalucía Jesús García Calderón, que participó en la presentación junto a los magistrados Mª Montserrat Peña Rodríguez y Miguel Pasquau Liaño. Pero ‘De palabras a sentencias’, el segundo título de la trilogía que comenzó en 2016 con ‘Palabra de general’ (finalista del Premio Rumore Rumore), encierra otras muchas reflexiones, con una crítica al fanatismo nacionalista como telón de fondo. “La novela es una auténtica reflexión acerca de la verdad, un caleidoscopio de verdades diferentes”, comentó la magistrada.

En este sentido, García Calderón se refirió a su carácter costumbrista de la obra, que permite adentrarse en la intimidad de los juristas de una ciudad como Granada, o el concepto de meritocracia, con personajes que creen en sí mismos y luchan por sus objetivos. Por su parte, Peña destacó el homenaje de Iglesias a la labor del abogado, situado en un “lado oscuro” donde en realidad reina la luz; la honestidad sobre la figura del juez, a través de las cavilaciones de Marta, la narradora, que demuestran que son profesionales con inclinaciones personales que pueden tener reflejo en sus resoluciones; las relaciones de amistad y amor y las reglas -o la ausencia de las mismas- que las dirigen; o el debate entre justicia material y formal que provoca que Marta sufra como persona la decisión que ha tomado juez.

Planteamientos, éstos y otros, sobre los que caviló Iglesias durante el concurrido coloquio que prosiguió con Pasquau como moderador y que permitió conocer un poco más al autor. De hecho, Iglesias se calificó como “velocista” por naturaleza, aunque “corredor de fondo” por las circunstancias; como “perseguidor” (de metas) frente al “huidor”; y como un magistrado fiel a sus convicciones, pero sin ser categórico. “Me equivocaré, pero yo no me lavo las manos como Pilatos, aunque tampoco creo en la justicia a cualquier precio, como Salomón”, confesó. También desveló que siempre tuvo claro el título de la novela, por su línea continuista con el anterior y su conexión con la dicotomía justicia formal y material, o que la novela ha tenido algo de ”premonitoria”, en relación con su incorporación al TSJ del País Vasco o la muerte de dos guardias civiles que contiene la historia.

Antonio Iglesias Martín
Antonio Iglesias Martín nació en Wuppertal (Alemania) en 1967 aunque es y se siente de la localidad granadina de Dúrcal. Licenciado en Derecho por la Universidad de Granada y doctor por la de Castilla La Mancha, es magistrado y autor, entre otros trabajos jurídicos, de la obra ‘Autonomía municipal, descentralización política e integración europea de las Entidades locales’ (2002).

Quien ocupara el Juzgado Contencioso-Administrativo número 4 de Granada, empezó a escribir desde joven y fue corresponsal y colaborador del desaparecido ‘Diario Granada 2000’, y ha publicado otros artículos en los diarios ‘Ideal’, ‘Información’ o ‘Ciudad de Alcoy’.

Como escritor de ensayo es autor de la obra ‘Erwin Nievergelt: Entre la emoción y el talento’ (2005). Asimismo, en 2016 obtuvo el primer Premio Intergeneracional de Ensayo y Relato Breves con el trabajo ‘Principios y Valores en una sociedad democrática’, publicado por la Fundación UNIR. Como novelista, es autor de la obra ‘Palabra de General’ (2016), finalista del I Premio Rumore Rumore, y ‘De palabras a sentencias’ (2024), galardonada en 2023 con el XVI Premio Literario Domingo Puente Marín del Ayuntamiento de Güejar Sierra (Granada).

‘De palabras a sentencias’

Con la inquietud por la cita que tenía concertada, Marta Jiménez, la narradora, piensa con incertidumbre y angustia el modo en el que ha de afrontar su relación con Juan Miguel, un hermanastro que desconoce esa ascendencia.

Aunque ambientada entre Granada y Madrid, con una indisimulada crítica al egoísmo de todo nacionalismo fanático –“a los nacionalismos los carga el diablo”, dirá como un maleficio el protagonista masculino-, el relato mantiene también la mirada en los sucesos que van acaeciendo en Cataluña por el conflicto surgido con el denominado “proceso participativo del 9-N”. Pero más allá de cualquier planteamiento ético, político o jurídico, tras enfrentarse a contratiempos y a conflictos existenciales cargados de tensión, sus protagonistas Victoria y Nicolás encuentran un amor que quedará burda e irracionalmente amenazado por la barbarie. Una crónica social y judicial del bienio 2013-2015, que también fue el preámbulo de los acontecimientos que después se produjeron en España a partir del 1 de octubre de 2017.