ANTONIO M. LÓPEZ. Presidente de la Cámara de Cuentas de Andalucía

"La rendición de cuentas no es sólo una cuestión de legalidad, sino también de cultura democrática"

cámaracuentas2.jpg El presidente de la Cámara de Cuentas, Antonio López Hernández, acudió el pasado lunes al Colegio para participar en el seminario permanente del Grupo de Prevención de Blanqueo de Capitales. En su intervención, analizó el papel de las instituciones de control externo en la lucha contra el fraude y la corrupción.

-Como presidente del órgano de control económico y financiero de la Junta de Andalucía, ¿cómo valora la actual situación, con el caso de los ERE, de los cursos de formación, ex presidentes imputados?


A la vista de esto, lo que pensamos es que sería bueno reforzar el papel de la Cámara de Cuentas, porque todo lo que sea contribuir a mejorar los controles externos de la gestión económica-financiera del sector público, siempre va a favorecer que se puedan dar menos situaciones de este tipo. Nosotros estamos intentando incrementar nuestro papel de fiscalización, pero necesitamos un incremento tanto de medios humanos como materiales.

-¿Hay disposición por parte de la Junta de Andalucía de reforzar el papel de la Cámara de Cuentas?

Soy optimista, porque ya en el presupuesto de 2015 nos han facilitado un incremento de fondos de casi 500.000 euros, y además nos han posibilitado el que podamos sacar oposiciones. Entiendo que se está produciendo una mayor sensibilización hacia esa necesidad de impulsar el papel de la Cámara de Cuentas por parte de los grupos parlamentarios.

-¿Y esta sensibilización es compartida por todas las formaciones políticas?

Sí, entiendo que sí. Todos los grupos, en diferentes foros y en diferentes ocasiones, han manifestado la necesidad de reforzar el papel de la Cámara y de fortalecer su actividad.

-¿Tiene la Cámara recursos suficientes para poder detectar estos procesos fraudulentos que se han producido en la administración autonómica? ¿O deben ser los mecanismos de control interno los que atajen estas situaciones?

No es que las ataje, pero el control interno siempre favorece el que haya elementos de prevención. Cualquier reforzamiento del control interno ayuda a que se puedan dar menos situaciones de disfunciones en la gestión pública. El control externo llega después, nuestro papel es a posteriori. Por ejemplo, la Junta tiene que rendir la cuenta general de 2014 en septiembre de 2015, y a partir de ahí nosotros empezamos a hacer nuestro trabajo. No podemos llegar antes; nosotros no estamos dentro de la organización para identificar determinadas disfunciones, sólo las podemos identificar después. Además, el control interno siempre que ve situaciones de irregularidad emite una alerta a través de sus informes que luego nos llegan a nosotros y que es un elemento clave para la gestión de los riesgos.

-¿Cómo cree que deberían reforzarse esos mecanismos de control interno?

Creo que habría que reforzarlos con recursos humanos y materiales, pero también dotándolos de una normativa moderna que tenga en cuenta todos estos aspectos. Seguramente habría que hacer una revisión del marco normativo que regula el control interno para que se puedan introducir aspectos que consideren estas situaciones.

-¿Qué cree que ha fallado para que se hayan producido estos procesos de corrupción?

Creo que es un cúmulo de cosas: que haya fallos en el control interno, que haya fallos en el control externo también, que haya gente depravada que quiera aprovecharse de los recursos públicos y que haya situaciones que no están controladas adecuadamente en la normativa que regula las distintas situaciones. Todo eso se confabula y ha podido generar esta situación.

-¿Rinden cuentas como deberían las administraciones públicas?

Donde hay un menor índice de rendición de cuentas es en el ámbito local. Es donde la cultura de la rendición de cuentas está menos extendida. En el ámbito autonómico sí que se produce con mayor generalidad el proceso de rendición de cuentas, y en las universidades también.

-¿Cree que falta cultura de transparencia?

Creo que hace falta reforzar la cultura de la transparencia e impulsar mucho más los mecanismos para que no sólo sea una cuestión legal sino que también tenga que ver con las propias creencias y asunciones de la gente. No me vale solo la norma, la norma está ahí, pero hace falta que haya un convencimiento y un reforzamiento de los valores que tienen que ver con aspectos de la transparencia en la cultura y los valores ciudadanos.

-Sí parece que hay más compromiso, a juzgar por las leyes de transparencia que están poniendo en marcha los distintos gobiernos...

Sí, pero es un compromiso formal. Yo lo que digo es que hay que pasar de un compromiso formal a un compromiso real. Por ahora sólo existe un compromiso formal, habrá que ver en qué medida eso se transforma en un compromiso real.

-¿Y cómo puede asegurarse esa transformación?

Creo que hay que trabajar mucho en los valores, hay que concienciar a la ciudadanía y a los responsables públicos de que la rendición de cuentas en un sentido amplio no es solo una cuestión de legalidad, sino también de cultura democrática, de exigencia democrática.

-¿Entre las medidas de emponderamiento de la Cámara, se incluye la ampliación de competencias de este organismo?

En la anterior legislatura hubo un proceso abierto de modificación de la Ley de la Cámara -que se quedó parado y que yo espero que se retome con la nueva configuración del Parlamento lo antes posible- para dotar a la Cámara de mayores medios y actualizar su normativa.

-¿Cómo se conjuga el nombramiento por el Parlamento con la independencia funcional?

El Parlamento nos nombra, pero nosotros tenemos una ley propia de funcionamiento, que es la que nos garantiza autonomía e independencia. Eso se deja notar en muchas cosas, fundamentalmente en que somos los que hacemos el plan de actuación. Es la propia Cámara la que, de acuerdo a sus criterios y sus estrategias, hace el plan de actuación. No hay ningún tipo de interferencia.