La letrada Marín Molina comparte con los jóvenes abogados cómo elaborar un modelo de compliance

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En la última década se ha hablado mucho sobre compliance, sobre qué es, para qué sirve y sus beneficios, pero el Grupo de Abogados Jóvenes quiso aportar una visión práctica para los letrados a través de un taller formativo celebrado el pasado 1 de octubre.

Para ello, la agrupación presidida por Ernesto Manzano invitó a la abogada Laura Marín Molina, quien quiso compartir con sus compañeros el modelo de compliance que ha desarrollado y perfeccionado a lo largo de los años para que los letrados granadinos puedan aplicarlo a pequeñas empresas y entidades, principales clientes del colectivo profesional.

Así, la compliance officer comenzó su intervención diferenciando entre las dos vertientes del compliance: “una más legalista, vinculada la responsabilidad penal de la persona jurídica, y otra de autorregulación empresarial, mucho más pragmática y que ve el compliance como un instrumento de prevención y política de empresa que aporta nuevos beneficios, como gestión de procesos, transparencia, valor competitivo y prevención del delito”, explicó.

A continuación, la ponente se centró en los aspectos prácticos del diseño e implementación de un modelo de compliance. En este sentido, Marín Molina aclaró que, antes de empezar con la elaboración del documento, los letrados deben conocer las características del cliente, sus necesidades y motivo de la implantación, los recursos de los que dispone y la aplicabilidad del artículo 31 bis 3 del Código Penal, por la especial referencia que se hace a las empresas de pequeñas dimensiones.

Con esta información previa, la experta en compliance desarrolló las diferentes fases del proceso, comenzando con el trabajo de organización y lanzamiento del proyecto, en el que se define el proyecto, se crea un calendario aproximado, y se designa el canal de comunicación con el cliente.

El siguiente paso consistiría en el conocimiento y análisis previo del cliente, destinado a conocer y analizar el contexto de la organización, la situación actual en relación a su organigrama y funcionamiento, la normativa aplicable y los procesos que ejecutan, trasladándole a la empresa los formularios de conocimiento del cliente y de recopilación de la información.

Marín Molina hizo especial hincapié en la tercera fase de análisis del mapa de riesgo, por ser la más importante del proceso. Así, la ponente pormenorizó cómo elaborar un mapa de riesgos y categorizarlos en extremos, altos, medios y bajos, aportando herramientas que pueden ser de ayuda en este aspecto.

Una vez realizado el análisis de riesgos, la letrada prosiguió con la etapa de tratamiento de los riesgos e implementación de medidas y controles, previo análisis de los instrumentos de los que la empresa ya disponga, diferenciando entre generales (canal ético, código de conducta y formación y sensibilización) y específicos.

Por último, el repaso al proceso de elaboración de un modelo de compliance concluyó con las fases de establecimiento del órgano de compliance en la compañía, encargado de la vigilancia y supervisión del documento; la especificación del régimen sancionador, indicando las infracciones, sanciones y procedimiento; y el asesoramiento al cliente sobre las pautas para vigilancia, supervisión, revisión y mejora continua del modelo.

Puede acceder al vídeo de la jornada, en este enlace.