El Grupo de Mediación organiza un taller práctico sobre indicadores de detección de la mentira

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Los colegiados granadinos continúan ampliando sus habilidades blandas, las llamadas ‘soft skills’, gracias a la última jornada organizada por el Grupo de Mediación de la Corporación a lo largo de dos sesiones, que se desarrollaron el 30 de septiembre y el 7 de octubre.


En esta ocasión, la temática elegida fue ‘Detección de la mentira’ y, para profundizar en esta materia, la agrupación contó de nuevo con la presencia de José Luis Martín Ovejero, letrado del Colegio de Abogados de Madrid, experto en retórica y en análisis del comportamiento no verbal y autor del libro ‘Tú habla que yo te leo’ (Aguilar).

Antes de profundizar en los indicadores del lenguaje y del comportamiento que las personas dejan cuando pueden estar mintiendo, el ponente compartió con los asistentes una serie de advertencias previas fundamentales para eliminar los tópicos existentes en este ámbito.

En este sentido, Martín Ovejero insistió en que no es posible saber al 100% si alguien no está diciendo la verdad. “Es una barbaridad pensar que exista alguna técnica, ni humana ni tecnológica, que garantice al 100% que una persona está mintiendo”, afirmó, explicando que lo que el receptor puede apreciar son cambios en la línea base de comportamiento y de lenguaje de la persona, es decir, que modifica su conducta porque sienten algo distinto, pero esto no significa que esas alteraciones sean siempre a causa de una falacia. Por eso mismo, acciones como removerse en el asiento, no mirar a los ojos o tocarse la nariz no pueden entenderse como indicadores generalizados de la mentira.

Junto a esto, el experto advirtió a los letrados sobre el peligro de los prejuicios y de dejarse llevar por los sesgos cognitivos. “Cuando se entra a analizar a una persona hay que entrar libre de prejuicios”, recomendó, para exponer a continuación el diferente funcionamiento del cerebro cuando se dice la verdad o se miente. “En el primer caso, acude el recuerdo y hay una sola historia en la mente, la que ha sucedido; en el segundo, se duplican las historias, la verdadera y la que la persona ha construido, y en esta situación, si somos buenos haciendo preguntas, es cuando el cerebro tiene que trabajar en multitarea, provocando fallos y dejando huellas sobre el engaño”, comentó Martín Ovejero.

Durante las jornadas, los abogados también pudieron aplicar este aprendizaje teórico a la práctica, analizando los diferentes indicadores del lenguaje y del comportamiento que desvelan si un sujeto puede estar mintiendo.

En el primer grupo, el especialista en retórica y comunicación no verbal se refirió a la debilidad de las narraciones, ya que los mentirosos pueden delatarse, por ejemplo, a través del uso incorrecto de tiempo verbales, pues están inventando en ese momento una historia del pasado y su cerebro les induce a usar tiempos del presente, en lugar de pretéritos. También habló sobre el uso del lenguaje del distanciamiento, que causa que el individuo que miente se sitúe fuera de la acción, eludiendo inconscientemente utilizar la primera persona, ya que realmente no ha vivido la experiencia; la falsa perfección, que genera que el emisor busque ganar credibilidad, por ejemplo, destacando sus logros; o la densidad del tiempo, que origina que el farsante necesite un tiempo extra para contar los hechos.

Respecto a los indicadores de comportamiento, Martín Ovejeró aclaró cómo el rostro refleja diferentes expresiones faciales universales, indicando cuáles pueden ser señales de mentiras y por qué hay que prestar atención al lenguaje corporal, aunque el oral diga otra cosa.

Los gestos que reflejan más credibilidad y veracidad sobre los que denotan mayor inquietud y nerviosismo o los actos corporales de los mentirosos, como no situarse frente a frente con el interlocutor, orientar el cuerpo hacia la salida o buscar barreras físicas con el receptor, fueron otros de los puntos expuestos por el ponente durante las dos sesiones formativas. “Aquel que miente trata de esconderse en el burladero”, aseguró Martín Ovejero, citando el ejemplo de un acusado que, en un interrogatorio policial, construyó sobre la mesa una barrera con el entrevistador con todos los objetos que encontró a su alcance.

No obstante, el experto concluyó su intervención recordando a los colegiados los peligros de los falsos positivos, recomendando analizar la personalidad de cada individuo para evitar confusiones, por ejemplo, entre timidez y falsedad, y apostillando que la clave para detectar la mentira está en la capacidad del interlocutor de hacer preguntas. “Aunque detectemos que una persona puede estar mintiendo, estas señales nunca nos van a dar a conocer los porqués; hay que ser detectives del comportamiento y tratar de averiguarlo a base de preguntas”, subrayó.