El Coro ICAGR firma en Guadix un concierto conjunto en torno a la obra ‘Carmina Burana’, de Carl Orff

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La agrupación actuó junto a otras formaciones musicales en el teatro Mira de Amescua con motivo de las fiestas en honor de San Torcuato


La gran obra ‘Carmina Burana’, de Carl Orff, resonó el pasado 13 de mayo en el teatro Mira de Amescua de Guadix en un acto organizado por el Ayuntamiento de la localidad con motivo de las fiestas populares de San Torcuato en el que intervino el Coro del Colegio de Abogados de Granada.

Poco importó que la actuación se desplazara de la Plaza de la Constitución de la ciudad accitana al escenario del teatro, debido a la amenaza climatológica de tormentas: el éxito fue memorable. Las responsables de este balance no fueron otras que las formaciones participantes en el evento cultural. En concreto, junto al Coro ICAGR, dirigido por Pablo Guerrero Elorza, la propuesta también contó con la Banda Sinfónica de la Ciudad de Guadix, dirigida por Ricardo J. Espigares Carrillo, que condujo también el concierto; la Schola Cantoría de la Catedral de Granada, que compartió dirección con la coral colegial; el Joven Coro de la Orquesta Ciudad de Granada, bajo la batuta de Héctor Eliel Márquez, y la Coral Pueri Cantores 'María Briz' de Guadix, preparada por José Martínez González, además de los solitas Teresa Villena (Soprano), Coco Díaz (Contratenor) y Andrés Merino (Barítono).

Y si el escenario del teatro se quedó pequeño para acoger a los casi 160 intérpretes que simultáneamente actuaron (hasta los telones laterales o patas tuvieron que arremangarse para poder dar acogida a todos los coralistas), el patio de butacas, las gradas y el anfiteatro rebosaron de público, de tal forma que en apenas 10 minutos se habían agotado las entradas en taquilla. Lleno total para un concierto de letras de oro, en definitiva, de los que son imposibles de olvidar, con una muy bien considerada aportación del coro colegial.

Durante la actuación se atisbaba cómo la música iba calando entre los asistentes, pero más de quince minutos finales de rabiosa ovación, con vítores y bravos repetidos, dejaron constancia de lo que había sucedido esa noche en Guadix, de cómo se había conseguido el enardecimiento de los presentes a través de un trabajo colectivo bien hecho, bien presentado y muy bien dirigido por todos los responsables mencionados y por el conductor del concierto. No era fácil contener una orquestación con tan apabullante predominio numérico del metal y la percusión, pero lo logró Espigares, consiguiendo, con autoridad, el esperado equilibrio sonoro entre la instrumentación y la voz humana, con estricta observancia de lo escrito por el autor en la partitura.

Mención especial al súmmum, la entonación del ‘Ave formosissima’ y el ‘O fortuna’ que puso el cierre a una ejecución de creciente brillantez. Los solistas estuvieron magníficos también. Y es que encandiló Teresa Villena, haciendo gala de sus espectaculares dotes de soprano, así como de una exquisita y cuidada profesionalidad en su interpretación. Sobrecogió la prodigiosa y potentísima voz del contratenor Coco Díaz, mientras que el barítono Andrés Merino, a su vez, hizo alarde de sus infinitos matices vocales.

Fotografías: Paco Pomares